DÉJAME MARCHAR (Capítulo V)


Resultaba raro hablar con Jack tan naturalmente del tema de su padre. Sabía que estaba afectado, pero nunca había sido de los que exteriorizaba sus sentimientos, salvo en contadas ocasiones.






Pasamos la mañana en el bar, charlando sobretodo de viejas historias del colegio, no era estrictamente necesario hablar de drogas, era más bien un tema tabú, ya que no iba a ser bueno ahogar nuestro cerebro con dudas que difícilmente podríamos aclarar. Era domingo y había Fórmula 1, así que nos quedaríamos en el bar a ver la carrera con unos amigos de la empresa.






El Tobacco Road era el sitio idóneo para tomar unas cañas con los colegas, pero mis encuentros con amigos eran en las diferentes casas de los que formábamos el grupo.





Sobre las 4, acabó la carrera y partieron cada uno hacia sus casas. Jack y yo fuimos a dar un paseo, un largo paseo. No faltaban temas de los que hablar, pero se repetían monótonamente las mismas dudas, enfocadas desde diferentes puntos de vista. Sobre las 8, ya cuando empezó a amanecer, y tras haber tomado un helado. Jack me acercó a casa.




-Nos vemos el martes.



-Llámame a casa el lunes por la tarde-noche.



-De acuerdo. Nos vemos tío, cuídate.



-Gracias por traerme, y no toques el tema de las drogas con tu padre.



Saqué las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta:


-¡Laura! ¡Estoy en casa!



No recibí respuesta. Supuse que estaba en el baño, desde donde conseguías aislarte de cualquier sonido exterior debido al ''genio'' de nuestro albañil, que se equivocó de material.



Entré en la cocina, bebí un poco de agua y me cogí un yogur. Tenía la cabeza cargada, no me gustaba la tensión, y a mi cuerpo menos.



 Desde hacía tiempo sufría crisis de ansiedad cuando mi mente acumulaba mucho estrés, cosa que ya me había hecho coger tres bajas en la oficina, mareos, desmayos, dolores de cabeza... El ambiente de Boston conseguía relajarme, al contrario que la Gran Manzana. Laura me había propuesto alguna vez hacer una escapadita a algún hotel de Nueva York, pero el ambiente de la ciudad, era lo más estresante que había visto hasta el momento en Estados Unidos, montones de gente caminando sin parar, carteles que ocupaban la mitad de la ciudad, edificios que apenas te permitían ver el cielo...Uf, no podía ni pensarlo, cerré la nevera y me senté a tomarme el yogur. 


Encendí la televisión y puse las noticias.



''Atraco en la Avenida McLaren que ha acabado con cinco heridos...''



''La Bolsa se ha desplomado un 3,5 %...''



''Segundo acto de violencia de género en lo que llevamos de mes...''



Apagué la tele. Todo malas noticias. Me autosugestioné lo de buscarme un hobby en casa, quizás escribir, aunque con el trabajo no iba a ser nada fácil, pero bueno, podía intentarlo...



-¡Laura! - Volví a gritar



Habían pasado cinco minutos y me empecé a preguntar si estaba en casa, pero sí, estaban sus llaves colgadas en los clavos de la pared.



Decidí subir a la habitación a ponerme el pijama. Abrí la puerta y:




-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH, DIOS MÍO, LAURAAAAAAAAA!



Había un hombre ensangrentado encima de la cama, un hombre de edad mayor,parecía muerto. Tenía miedo, mucho miedo, y empecé a notar que me faltaba el aire. Sentía escalofríos. Empecé gradualmente a perder la visión y perdí el conocimiento...



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